martes, 27 de octubre de 2015

Reseña 65: Harry Potter and the philosopher's stone.

Tras el duelo de hemisferios, tan interesante que presenciasteis en la última entrada, aquí esta una nueva reseña... ¡Es mi segunda reseña de un libro que he leído en inglés!


Autora: J.K. Rowling
Título: Harry Potter and the philosopher's stone.
Páginas: 223


    Primero voy a contestar a una pregunta que me han hecho casi todos los amigos. ¿Cuál es mejor, el español o el inglés? 
  Ya sabéis, no vale decir que son 'iguales' de buenos, porque en la madre naturaleza nunca hay un fifty-fifty. Siempre hay una especie mayor que la otra, una proporción mayor que otra, uno mejor que otro, y así hasta el infinito. 

  Huelga decir que la versión original siempre es mejor que la copia, y también es así en el caso del libro de JK Rowling. He sentido cosas que no había sentido en el libro en español. Hay que tener en cuenta que la versión española la leí cuando tenía nueve años, y claro, mis gustos ha diferido bastante desde entonces. 

  Sin embargo, he recordado muchos episodios que me había imaginado en mi niñez  que han vuelto a mi cabeza, y lo he releído con un sentimiento de nostalgia y de ganas de volver a la infancia. 

  Es un libro muy ameno, fácil de leer. ¡Ahora entiendo el porqué del éxito tremendo de esta obra! Aparte del contenido que ni hace falta comentarlo, pues es increíble y admirable, también está el hecho de que su forma de escribir es tan simple, que vas interiorizando toda la trama sin problema. Un lenguaje directo, sin dobles sentidos ni complicaciones. Lo que nos gusta a los jóvenes, al grano. 

  Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger son los amigos inseparables, pero lejos de idealizarlos en una amistad perfecta e irrompible, describe también sus enfados, discusiones y sus mejores momentos. 

  Para concluir (la biblioteca cierra en 20 minutos y tengo que recoger todos los papeles que tengo expandidos a lo largo de toda la mesa), diré que es un libro perfecto para releer, leer, en inglés y así practicar un poco tu gramática y tu nivel de compresión lectora. 

  Y con esto, punto y aparte. 


   Mo.

viernes, 9 de octubre de 2015

Duelo de hemisferios.

  Tras unos meses de silencio, me he decidido a subir esta entrada. No es ninguna reseña, ni crítica de algún artículo ni nada... Simplemente me apetece escribirme/escribiros.

  Empecé este blog siendo una estudiante de la ESO, recién cambiada a un instituto en el que no conocía a nadie, con miedo de comerme el mundo y con ganas de habérmelo comido. Nunca había besado, nunca había conducido y nunca había empleado el término 'blastocisto'.

  Ahora, una estudiante de primero de Medicina os escribe desde un ordenador distinto, desde una mesa distinta, con el estómago lleno de haberse comido no todo el mundo, pero sí gran parte de él. Sigo en la misma ciudad, pero ahora frecuento otro barrio, el campus universitario, con sus consiguientes comedores, bibliotecas y jardines. He comenzado otra etapa completamente diferente, pero para mí sigo siendo la misma chica que empezó este blog.

   Sé que me esperan seis años (largos, dicen) de carrera, en los que (estoy segura) tendré mis momentos de euforia y mis altibajos, mis épocas en las que me organice perfectamente y otras épocas en las que ni me encuentre a mí misma.

  Pero hoy me he hecho una promesa: nunca, nunca, nunca, nunca jamás me quitaré tiempo a mí misma. Hoy me he hecho un regalo, el hemisferio derecho le ha rogado al hemisferio izquierdo un poco de tiempo, pues el primero tenía muchas ganas de dejar fluir su imaginación, de leer y de descansar un poco. El hemisferio izquierdo, consternado y harto de la bioquímica, biología celular y de la embriología ha decidido permitirle ese caprichillo. Y ahora mi corazón, mi estómago, mi mano, mis ojos, y prácticamente todo mi cuerpo lo han agradecido muchísimo.

  Entonces, mi hemisferio derecho se ha apoderado de toda la cavidad craneal, y ha tomado las riendas del sistema nervioso. Me he dado una ducha larga, calentita, me he puesto a navegar por Internet, he cantado en alto, me he reído en el espejo junto a mi enantiómetro, he sido yo misma, he encontrado la esencia de mi 'yo' y he echado de menos este blog, por lo que he vuelto a posar mis dedos sobre el teclado (he perdido un poco de práctica, lo reconozco) y he vuelto a dejar fluir mis pensamientos para compartirlos con vosotros.


  Y aquí se acaban mis reflexiones de hoy.

  Otro día más y mejor,


Mo.