Reseña 85: Con el corazón en la mano

¡Buenos días!

¿Qué tal estáis? Yo estoy saliendo de shock que me ha supuesto leer este libro.

296 páginas
Leído en 2 semanas

El libro que os presento me lo compré en una tienda de segunda mano, en Canarias. Tengo que decir que lo compré por ser una superficial (la portada es sencilla y muy bonita, como a mí me gusta), y también por otra razón: el primer capítulo es maravilloso.

Comparte unas reflexiones tremendas, imaginaos el panorama: yo en la tienda de segunda mano, entre dos estanterías, leyendo el primer capítulo y diciendo: ¡MADRE MÍA! La reflexión que compartía el primer capítulo era que la vida de una moneda, en concreto una libra esterlina, es mucho más fácil que la vida de la protagonista (y por ende, mucho más fácil que nuestra vida). No os voy a contar nada más porque realmente merece la pena que lo leáis.

El libro tiene dos protagonistas: una de inglaterra, Sarah, y otra de Nigeria, Little Bee, cuyas vidas se cruzan un día en una playa de la ciudad donde vivía Little Bee. Allí sucede algo que les marca la vida a las dos mujeres y al marido de la inglesa.

Dos años después, las mismas personas se vuelven a encontrar, esta vez en Inglaterra. Todo el libro, desde el principio al final gira en torno a este suceso de un día de verano en África.

El libro está narrado en primera persona, alternándose las voces de las dos protagonistas. Está muy bien elaborado, porque justo cuando la vida de una tiene un poquito más de importancia (porque sucede algo interesante, o porque cuenta una experiencia suya de la vida), es ella quien narra la historia, haciendo que el lector entienda la totalidad de la historia.

Uno de los puntos fuertes del autor fue que se atrevió a desvelar lo que sucedió en la playa bastante pronto, sobre la mitad del libro, pero fue precisamente eso lo que quizás le quitó un poco de entusiasmo. Me dio la sensación de que a partir de la desvelación del misterio principal, todo se acelera un poco. Las acciones pasan rápido, las decisiones, todo, todo. Me hubiese gustado un final más elaborado y más pulido.

Además, hubo una escena que me irritó: desaparece un personaje (no diré ni quien, ni qué pasó), y la protagonista se entretiene pensando y reflexionando. ¡Por dios, que ha desaparecido una persona que supuestamente quieres mucho! Pero apenas duró un párrafo, por lo que no lo voy a tener muy en cuenta, y no afecta para nada a mi visión global del libro.

Tengo que aplaudir al autor por su forma de presentarnos África. Lo hizo de una forma muy realista, directa, y con una enorme crítica social. Nunca había pensado que nosotros nos empeñábamos en donarles cosas que quizás ellos no necesitasen. Tenían electrodomésticos usados que les regalábamos nosotros, pero, ¿dónde está la electricidad para conectarlos y ponerlos en marcha? Algo tan simple y tan cierto como eso. Podría decir que nos mostró la cara oculta de África.

Los muertos no tienen cicatrices. Una cicatriz significa 'he vivido'.

También, muchas veces, Little Bee se detiene a pensar en cómo le explicaría las cosas que le suceden en Inglaterra en su aldea. En esas reflexiones, el lector (en este caso yo) se da cuenta de lo diferentes que son las cosas: la forma de pensar, la forma de sentir, las costumbres... Sé que no es ninguna novedad, todo el mundo mundial sabe que Europa y África tienen pocas cosas en común (hablando de la cultura, obviamente), pero hasta que no leí las reflexiones de Little Bee no me di cuenta del todo.

A mí personalmente me aportó una perspectiva diferente sobre la inmigración ilegal, aunque también se abordan diferentes temas como el miedo a dejar lo malo conocido por lo desconocido, el amor propio... Una crítica social actual en toda regla.

Aunque a veces desaparezca la luna, siempre vuelve a salir algún día.

El final, el final... He estado ojeando otras reseñas y he visto que el final no ha gustado mucho en general. Yo diré que sí me ha gustado, aunque es cierto que me hubiese gustado un pelín más de tranquilidad y de coherencia, como he dicho anteriormente, ya que desde un punto dado, las acciones pasan muy rápido, y al final se te queda en nada la novela.

Es una pena, porque la novela estaba tan bien, era preciosa y ha cojeado un poquito al atar los cabos, pues me dio la sensación de que el autor se dejó algunos sueltos. Por ejemplo, me hubiese gustado saber qué pasó con Charlie, Sarah y Lawrence.

El motivo por el que haya tardado en leerlo dos semanas no ha sido otro que estaba muy ocupada. No ha sido porque me costase avanzar ni nada, simplemente disponía de unos 20 minutos cada noche para leer.

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Para concluir, es un libro que merece la pena ser leído, sólo para conocer las reflexiones sobre la inmigración ilegal, África (y el daño que le estamos haciendo los europeos) y sobre el valor de la amistad y del amor propio. 

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