Ú L T I M A S R E S E Ñ A S

martes, 17 de noviembre de 2015

¿Cómo?

  ¿Cómo puede una persona luchar por sus derechos, ya reconocidos por ley, cuando nadie más la apoya?

  ¿Cómo puede una persona reivindicar la igualdad, cuando no se tiene claro qué es lo que necesita para alcanzar la igualdad? 

  ¿Cómo puede ser que una persona, que ha sido objeto de estudio de centenares, miles de médicos, psicólogos, logopedas, profesores, pedagogos, intérpretes... sea tan incomprendida como lo es una persona sorda?

  ¿Cómo puede ser que a pesar de los dispositivos y de los avances tecnólogicos, haya niños del siglo XXI que no sepan leer ni escribir?

  ¿Cómo puede ser que hablemos tanto, que nos quejemos sin parar, que todos los días tengamos un motivo por el que protestar...

   y sin embargo, que nadie nos escuche?

   Muchas veces pienso que nosotros no dejamos de escucharnos unos a otros, de entendernos, de empatizar entre nosotros, de consolarnos... y que los sordos son los demás. 

  Son sordos aquellos maestros que no escuchan lo que sus alumnos les dicen con las manos.
  Son sordos aquellos logopedas que no entienden lo que les dicen sus niños moviendo la cabeza y apartando el palo que les meten en la lengua para que digan correctamente: 'A', 'B', 'C'...
  Son sordos aquellos médicos que ofrecen todo un abanico de tecnologías sin ver los ojos de los niños, que sólo desean complacer a sus papás.
  Son sordos aquellos profesores que ponen a los niños diferentes al fondo del aula.
  Son sordos aquellos pedagogos que elaboran miles y miles de programaciones distintas para aquellos ''sordomudos'' sin haber visto cómo se comportan en un aula.
  Son sordos aquellos intérpretes que se aprovechan de las situaciones y de ser los únicos puentes de comunicación de esas personas sordas.

  El mundo está completamente sordo a los gritos desesperados de las personas sordas.
  El mundo oye, pero no escucha.
  Los sordos no oyen, pero escuchamos mejor que nadie,
al menos entre nosotros.
  

lunes, 2 de noviembre de 2015

Alimenta a tu corazón.

  El otro día, hablando por videollamada con mis padres, me pasaron a una amiga suya, que yo conocía de toda la vida. La amiga es una mujer muy inteligente, encantadora y siempre tiene palabras para todo.

 Me preguntó qué tal iba con mi carrera, y me contó que mis padres le habían hablado de mí, que estaba estudiando mucho y que era un poquito díficil mi carrera. Me dijo:


  '' Estudia mucho, sé fuerte, alimenta a tu mente... Pero no olvides alimentar a tu corazón ''


  Cuando me dijo eso, me di cuenta de que lo había alimentado a mi corazón desde que empecé el curso. Es lo más importante y muchas veces nos olvidamos de eso. 


Mo.