Empecé este blog siendo una estudiante de la ESO, recién cambiada a un instituto en el que no conocía a nadie, con miedo de comerme el mundo y con ganas de habérmelo comido. Nunca había besado, nunca había conducido y nunca había empleado el término 'blastocisto'.
Ahora, una estudiante de primero de Medicina os escribe desde un ordenador distinto, desde una mesa distinta, con el estómago lleno de haberse comido no todo el mundo, pero sí gran parte de él. Sigo en la misma ciudad, pero ahora frecuento otro barrio, el campus universitario, con sus consiguientes comedores, bibliotecas y jardines. He comenzado otra etapa completamente diferente, pero para mí sigo siendo la misma chica que empezó este blog.
Sé que me esperan seis años (largos, dicen) de carrera, en los que (estoy segura) tendré mis momentos de euforia y mis altibajos, mis épocas en las que me organice perfectamente y otras épocas en las que ni me encuentre a mí misma.
Pero hoy me he hecho una promesa: nunca, nunca, nunca, nunca jamás me quitaré tiempo a mí misma. Hoy me he hecho un regalo, el hemisferio derecho le ha rogado al hemisferio izquierdo un poco de tiempo, pues el primero tenía muchas ganas de dejar fluir su imaginación, de leer y de descansar un poco. El hemisferio izquierdo, consternado y harto de la bioquímica, biología celular y de la embriología ha decidido permitirle ese caprichillo. Y ahora mi corazón, mi estómago, mi mano, mis ojos, y prácticamente todo mi cuerpo lo han agradecido muchísimo.
Entonces, mi hemisferio derecho se ha apoderado de toda la cavidad craneal, y ha tomado las riendas del sistema nervioso. Me he dado una ducha larga, calentita, me he puesto a navegar por Internet, he cantado en alto, me he reído en el espejo junto a mi enantiómetro, he sido yo misma, he encontrado la esencia de mi 'yo' y he echado de menos este blog, por lo que he vuelto a posar mis dedos sobre el teclado (he perdido un poco de práctica, lo reconozco) y he vuelto a dejar fluir mis pensamientos para compartirlos con vosotros.
Y aquí se acaban mis reflexiones de hoy.
Otro día más y mejor,
Mo.
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