Ú L T I M A S R E S E Ñ A S

lunes, 10 de febrero de 2025

Libro 171: del color de la leche

Portada de la novela El descontento de Beatriz Serrano, Editorial Temas de Hoy

Considerado el mejor libro del año 2014 por el gremio de libreros de Madrid, del color de la leche es un libro de Nell Leyshon, autora británica.

Está escrito en su totalidad en minúsculas (con una razón), al libro le rodea un halo de intriga que no puede enganchar más. Desde el principio nos adentramos en la Inglaterra rural de 1830, en la vida Mary,, una niña de quince años que trabaja en la granja familiar, donde desempeña muchísimas tareas diferentes. El padre, severo y exigente, nunca está satisfecho: siempre hay más que hacer. Ordeña vacas, limpia suelos, ventila las habitaciones, ara el campo… Día sí y día también. Sin embargo, un día, el padre decide que ella trabajará en la casa del vicario cuidando de su esposa. 

Con un defecto en la pierna que le hace cojear y con muchas inseguridades, empieza a descubrir lo que hay más allá de su casa familiar. En esa casa, más grande y donde está sola, sin su familia, empezará a trabajar para el vicario, su esposa y el hijo de ambos. Lo hará acompañada de la otra criada que tienen, Edna.

Allí tendrá oportunidad de aprender a leer y escribir, pudiendo así entender los textos de los muchísimos libros que componen la biblioteca del vicario. Y hasta aquí puedo leer, no voy a comentar más cosas porque realmente merece la pena que descubráis la historia poco a poco, desgranando cada párrafo. El libro deja unas reflexiones tremendas, y aunque haya sido el primer libro que haya leído en el año, sé que irá de cabeza a las mejores lecturas. 

Una de mis cosas favoritas del libro ha sido la relación que tiene la protagonista con su abuelo. Hay detalles que me han recordado a cuánto quería (y sigue queriendo) a mi abuelo. 

A medida que iba leyendo, por una razón u otra iba apareciendo en mi mente continuamente el libro de «Una educación», que por cierto os recomiendo muchísimo. 


¡Hasta aquí, lectores! 


Nos vemos en la próxima entrada (o no, que con las redes sociales en desuso una nunca sabe cuándo volverá). 



Reseña 170: Panza de burro


Si me preguntan de qué trata el libro, no sabría qué decir. No porque no trate sobre nada, sino por locontrario. Trata tantas cosas que es imposible abarcar todo en unas oraciones. Creo que es de estos libros que no se pueden definir. 

Pero bueno, hemos venido aquí a hablar de libros, a definirlos y a contar nuestra opinión. Sin embargo, eso no quita que algunos sean muy difíciles de encuadrar en una serie de adjetivos.

Lo que más destaca aquí es el lenguaje. Utiliza un tono muy coloquial, plasmando por escrito el acento hablado canario. Yo no soy canaria, pero he pasado muchos veranos y navidades allí, puesto que mi familia sí que es de Canarias, y me ha parecido curioso y bonito reconocer muchísimas expresiones. He leído también el prólogo de la editora, y me ha parecido muy acertado: hace hincapié en que el libro refleja el habla (y la personalidad) de un lugar determinado en un momento determinado y que no caigamos en la generalización. 

La pluma de Andrea Abreu es ágil, mordaz y con algunos toques de crítica social. La he disfrutado mucho, pues ha roto completamente con mi «rutina lectora» y me ha sacado completamente de mi zona de confort. No he encontrado aquí una estructura propia de una novela, con un planteamiento, nudo, y desenlace, sino que todo sucede atropelladamente. ¿Sabéis esa sensación cuando os invitan a una casa y está allí toda la familia, hablando entre ellos y tenéis que seguirles el ritmo como podáis? Pues así me sentí, como si hubiese interrumpido la dinámica de la protagonista y tuviera que acompañarla a lo largo del libro, a pesar de no entender prácticamente nada al principio. 

El título hace alusión a un fenómeno meteorológico, «Panza de burro», que es muy característico de las Islas Canarias. Sucede cuando las nubes se agrupan en una zona de la isla a muy poca altura, formando un cielo encapotado. El calor se queda atrapado entre la tierra y las nubes, dando sensación de una temperatura muy agradable. 

(Estamos ya en 2025, esto lo escribí en 2021. Le voy a dar a publicar sin añadir ni modificar nada).