Ú L T I M A S R E S E Ñ A S

martes, 22 de abril de 2025

Libro 173: Soy un gato

«Soy un gato» es un libro que podría resumirse así. El protagonista «es» un gato. Tanto físicamente (en serio, es el animal el protagonista) como en la forma de pensar. El narrador es soberbio, directo, conciso, opina sin rodeos y saca a relucir las incoherencias que tanto nos caracteriza a la humanidad.

Comienza así: «Soy un gato, aunque todavía no tengo nombre. No sé dónde nací. […]». Vive en casa del maestro, que es de la clase burguesa y suele recibir a Meitei, un hombre charlatán y vanidoso, a Kangetsu, un alumno y varios hombres más. Entonces en el salón del maestro se van a desarrollar conversaciones de las cuales es testigo el gato y nos va aportando su perspectiva y pensamientos sobre ellas. Lo hace de una manera que consiguió hacerme ver a las personas desde otra lente: me descubría a mí pensando «ay, dios, qué ridiculez de persona». Sentía que empezaba a pensar como un gato y a ver la vida como él. 


No estoy acostumbrada a leer literatura japonesa (algo que me gustaría cambiar), por lo que me ha sorprendido su estructura. Y es que no tiene una estructura como la conocemos por aquí, en occidente: planteamiento, nudo y desenlace. Sino que se va moviendo entre finales, planteamientos y nudos. Sabemos cómo termina una parte de la historia, pero no cómo ha empezado. Conocemos finales… Y algunas tramas se quedan en eso, en tramas, sin saber cómo acaban. Entonces queda un libro difuso en el tiempo, con márgenes indefinidos… pero la historia está ahí. El «cuándo», «dónde» y «cómo» dejan de ser importantes, y las palabras, la escena, los sentimientos, la trama, toman el protagonismo. 


De verdad, el humor de este libro (¿o debería decir «de este gato»?) es delicioso. Se toma en serio asuntos tan banales que consigue convencernos de que es importante, aunque esté hablando de trivialidades como la calvicie, cómo viste un ladrón… Me pasé horas y horas sentada, cuestionándome cosas que jamás me había planteado, y todo porque un simple gato me ofreció una visión totalmente distinta del mundo en el que yo vivo.


Algo que quiero destacar aquí (y que se me suele olvidar), es la espectacular labor de traducción que se ha hecho aquí. El autor utiliza muchísimas referencias a monjes budistas, a autores japoneses, costumbres japonesas, platos japoneses… y la gran mayoría de ellos están explicados al pie de letra. Eso me ayudó un montón a no perderme y poder seguir el hilo de la historia. Es algo que se agradece muchísimo, pues así conseguí mantener el hilo de la lectura sin perderme esas referencias, ya que buscarlas fuera del libro (en el móvil, por ejemplo, se traduce en una distracción casi segura).


El gato nos empieza a contar un tema que desemboca en otro tema, que da pie a otro, para volver al primero y cerrarlo. Después, menciona otro tema, que se interrumpe por otro, que en un accidente ocurre algo que cierra un tema mencionado mucho antes… entonces yo sentí que la lectura era como flotar boca arriba en medio del mar, dejándome llevar y perdiendo la noción de dónde estaba la orilla, sintiendo que me empujaban las olas… para después abrir los ojos y darme cuenta de que no me había movido apenas, que seguía en el mismo sitio. 


Cada vez que lo leía me invadía una sensación de calma y de paz que me daban muchísimo sueño y me dormía. Va a parecer que me pareció un tostón soporífero, pero nada más lejos de la realidad, estaba continuamente deseando ponerme con él, pero me invadía una calma y me hacía reflexionar tanto que al final… caía rendida. Por favor, si a alguien más le ha pasado que me escriba, ¡necesito sentirme comprendida! 


Un último apunte que quiero hacer antes de cerrar la publicación (que por cierto, se me está haciendo difícil resumir tanto lo que quiero decir) es sobre las descripciones. Y es que Natsume Sōseki describe poquito a poco, a trocitos. En cada capítulo se van descubriendo diferentes rasgos de los personajes: cómo anda, cuáles son sus rasgos, de qué color son sus ojos, el pelaje del gato, los rasgos físicos del maestro… todo ello hizo que la experiencia lectora me pareciera diferente. 


Y bueno, hasta aquí. Me encantaría seguir escribiendo sobre el libro, peeeero… ¡esto tiene un límite!


Nos veremos de nuevo (o no), que nunca se sabe. 



lunes, 21 de abril de 2025

Libro 172: El perdedor

 Cuando era adolescente adoraba esos libros que, a pesar de tener un argumento acorde a mi edad


(primeras experiencias sexuales, enamoramiento, amistad, instituto, universidad...), tenían un lenguaje elaborado, con ironías, humor... Aunque me gustaban los libros más sencillos y más planos, reconozco que disfrutaba muchísimo de aquellos en los que me sentía «mayor». 

¿A qué me refiero con «lenguaje más elaborado»? Hay libros que tienen un lenguaje plano: pocas frases con doble sentido, poca ironía o sarcasmo, pocas preguntas retóricas... lo que está pensado hacia un público más infantil o un público que se está iniciando en la lectura. 

A mí me encantaban esos libros en los que me reía por cómo estaba escrito. Esas frases ingeniosas, esos juegos de palabras... me permitían acceder a la información a la que no podía en la vida real. Al ser una adolescente sorda, siempre estuve unos pasos por detrás en cuanto a ingeniosidad del lenguaje, juegos de palabras, etcétera. 

Elegí este libro porque quería probar a Lejardi: siempre la he visto por las redes sociales como una autora increíble, maravillosa y muy graciosa. A principios de este mes me apetecía algo así, un libro juvenil que me sacara de mi día a día y me sumiera en mis recuerdos. ¡Y vaya si lo ha conseguido! 

Lo que más me ha gustado de ella es lo que he mencionado, su prosa es increíble. Y (sólo) por eso, quiero seguir leyendo toda su obra. El siguiente -que por cierto, ya lo he pedido en la biblioteca- libro de ella que voy a leer va a ser «No confíes en Asher Hall». ¡Ganazas! 

Aparte de ello, el protagonista, Bosco, es de lo más entrañable. Pasó de caerme fatal a caerme genial. Y Cami igual, pasó de parecerme una tía de la que no sería amiga jamás a encantarme. Me ha gustado muchísimo cómo juega la autora, añadiendo elementos que son súper importantes: la familia, los amigos, la orientación sexual, las clases... No sé. Me ha parecido muy muy bueno para los adolescentes y jóvenes de hoy en día. 

Ojalá se publiquen más libros parecidos a este y dejen de salir como setas libros planos, que tratan de una historia de amor y ya está. Si queremos fomentar la comprensión lectora de los adolescentes y jóvenes, tenemos que ofrecerles historias que estén a la altura. 


Tiene varios libros publicados, os dejo aquí un cartelito que he realizado con las publicaciones de la autora. Haciéndola, me he dado cuenta de que me he leído ya «Del amor y otras pandemias», y puedo confirmar que también tiene ese lenguaje tan gracioso y maravilloso. Ojalá también sea algo que caracterice a los demás libros, porque de verdad que me apetece muchísimo seguir leyéndola. 

Y hasta aquí, nos vemos (o no) en la próxima lectura.

lunes, 10 de febrero de 2025

Libro 171: del color de la leche

Portada de la novela El descontento de Beatriz Serrano, Editorial Temas de Hoy

Considerado el mejor libro del año 2014 por el gremio de libreros de Madrid, del color de la leche es un libro de Nell Leyshon, autora británica.

Está escrito en su totalidad en minúsculas (con una razón), al libro le rodea un halo de intriga que no puede enganchar más. Desde el principio nos adentramos en la Inglaterra rural de 1830, en la vida Mary,, una niña de quince años que trabaja en la granja familiar, donde desempeña muchísimas tareas diferentes. El padre, severo y exigente, nunca está satisfecho: siempre hay más que hacer. Ordeña vacas, limpia suelos, ventila las habitaciones, ara el campo… Día sí y día también. Sin embargo, un día, el padre decide que ella trabajará en la casa del vicario cuidando de su esposa. 

Con un defecto en la pierna que le hace cojear y con muchas inseguridades, empieza a descubrir lo que hay más allá de su casa familiar. En esa casa, más grande y donde está sola, sin su familia, empezará a trabajar para el vicario, su esposa y el hijo de ambos. Lo hará acompañada de la otra criada que tienen, Edna.

Allí tendrá oportunidad de aprender a leer y escribir, pudiendo así entender los textos de los muchísimos libros que componen la biblioteca del vicario. Y hasta aquí puedo leer, no voy a comentar más cosas porque realmente merece la pena que descubráis la historia poco a poco, desgranando cada párrafo. El libro deja unas reflexiones tremendas, y aunque haya sido el primer libro que haya leído en el año, sé que irá de cabeza a las mejores lecturas. 

Una de mis cosas favoritas del libro ha sido la relación que tiene la protagonista con su abuelo. Hay detalles que me han recordado a cuánto quería (y sigue queriendo) a mi abuelo. 

A medida que iba leyendo, por una razón u otra iba apareciendo en mi mente continuamente el libro de «Una educación», que por cierto os recomiendo muchísimo. 


¡Hasta aquí, lectores! 


Nos vemos en la próxima entrada (o no, que con las redes sociales en desuso una nunca sabe cuándo volverá). 



Reseña 170: Panza de burro


Si me preguntan de qué trata el libro, no sabría qué decir. No porque no trate sobre nada, sino por locontrario. Trata tantas cosas que es imposible abarcar todo en unas oraciones. Creo que es de estos libros que no se pueden definir. 

Pero bueno, hemos venido aquí a hablar de libros, a definirlos y a contar nuestra opinión. Sin embargo, eso no quita que algunos sean muy difíciles de encuadrar en una serie de adjetivos.

Lo que más destaca aquí es el lenguaje. Utiliza un tono muy coloquial, plasmando por escrito el acento hablado canario. Yo no soy canaria, pero he pasado muchos veranos y navidades allí, puesto que mi familia sí que es de Canarias, y me ha parecido curioso y bonito reconocer muchísimas expresiones. He leído también el prólogo de la editora, y me ha parecido muy acertado: hace hincapié en que el libro refleja el habla (y la personalidad) de un lugar determinado en un momento determinado y que no caigamos en la generalización. 

La pluma de Andrea Abreu es ágil, mordaz y con algunos toques de crítica social. La he disfrutado mucho, pues ha roto completamente con mi «rutina lectora» y me ha sacado completamente de mi zona de confort. No he encontrado aquí una estructura propia de una novela, con un planteamiento, nudo, y desenlace, sino que todo sucede atropelladamente. ¿Sabéis esa sensación cuando os invitan a una casa y está allí toda la familia, hablando entre ellos y tenéis que seguirles el ritmo como podáis? Pues así me sentí, como si hubiese interrumpido la dinámica de la protagonista y tuviera que acompañarla a lo largo del libro, a pesar de no entender prácticamente nada al principio. 

El título hace alusión a un fenómeno meteorológico, «Panza de burro», que es muy característico de las Islas Canarias. Sucede cuando las nubes se agrupan en una zona de la isla a muy poca altura, formando un cielo encapotado. El calor se queda atrapado entre la tierra y las nubes, dando sensación de una temperatura muy agradable. 

(Estamos ya en 2025, esto lo escribí en 2021. Le voy a dar a publicar sin añadir ni modificar nada).