Ú L T I M A S R E S E Ñ A S

jueves, 7 de febrero de 2013

Deporte.

  ¿A quién no le gusta el deporte y sobre todo, la ducha que se da después del esfuerzo físico? Conozco a gente que odia correr pero que ama nadar, que odia el fútbol pero que le encanta el beisbol, que odia el baloncesto pero que sabe voley. ¡Para gustos, los colores!
  En mi opinión, el deporte es algo completamente necesario para nuestro organismo, pues es algo completamente vital, aparte de que es bueno para mantenernos en forma, mantener la línea, etc.
  A lo que me refiero yo en esta entrada es como algo psicológico. Yo soy una persona que ha hecho mil deportes, he probado -casi- todos y cada uno de ellos, y debo decir que en cada deporte piensas diferente. Por ejemplo, en natación piensas en ser el más rápido, en que los demás no te adelanten. En el baloncesto es al contrario, piensas en el equipo, y en que si falla uno fallamos todos. Y también cuando el entrenador se enfada con alguna del equipo, todas nos sentimos afectadas. En gimnasia rítmica, es todo más tranquilo y exigues a tu cuerpo más. Si ves que alguien se estira más que tu, intentas forzarte a ti misma para estirarte más, y al final te da un tirón o algo. Pero de esas cosas se aprenden. Yo siempre he pensado que para que alguien se desarrolle como persona, debe de haber probado varios deportes, y luego quedarse con uno que realmente le apasione. Por ejemplo, yo ahora estoy en un equipo de baloncesto, aunque debo decir que lo que realmente me apasiona es el... (redoble de tambor) ¡Balonmano!. No tienen nada que ver, lo sé. Quizás el año que viene me apunte a un equipo de balonmano, ¡no se sabe!

  Bueno, también otra cosa que me gusta muchísimo del deporte es la sensación que te deja. Una sensación de paz, de tranquilidad. Como dicen, después de la tempestad viene la calma. Toda la bendita razón tienen. Te deja con el pulso acelerado, un subidón de adrenalina, gotitas de sudor... y luego cuando llegas a casa y te das una ducha... eso sí que no tiene precio. Es algo... perfecto. Y ya ni te cuento de leer un buen libro después de un duro partido, (y después de la ducha, por supuesto).

  ¿Y tú, qué opinas?

  PD: ¡Nos leemos!

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