En los márgenes del río Baztan, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido en los alrededores un mes atrás.
La inspectora de la sección de homicidios de la Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la llevará devuelta a Elizondo, una pequeña población de donde es originaria y de la que ha tratado dehuir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal al tiempo que convocar a los seres más inquietantes de las leyendas del Norte.
Cuando empecé a leer, lo primero que me llamó la atención fue el nivel de la prosa. Siempre he hablado de la importancia de la documentación, de informarse y de construir bien el entorno que rodea a los protagonistas. Pero aquí me he dado cuenta de una cosa: Dolores Redondo se documenta muchísimo, pero también he notado que es una mujer muy, muy culta. ¿A qué me refiero con eso?
Pues que lo mismo te habla de la historia de las calles de pamplona, como te cuenta los ingredientes de un dulce típico vasco. Capítulos después, te mete de lleno en la mitología vasca para sacarte de allí y zambullirte en cómo se lleva un caso de asesinato en la comisaría. En definitiva, me ha parecido que la autora era un todoterreno en este campo, y se manejaba a la perfección manejando diferentes aspectos de la trama que han dado lugar a una historia espectacular.
Además de ser capaz de cuidar los elementos más esenciales (una trama sólida, personajes construidos, documentación exhaustiva...), ha ido más allá: conocemos a unos personajes secundarios muy bien perfilados, paulatinamente el caso va avanzando hasta resolverse de una forma que me ha gustado mucho. Muchas veces los libros de este género desarrollan una investigación que mantiene a los policías en un punto muerto durante gran parte del libro y al final, todo se resuelve de una forma muy poco creíble. Esto no pasa aquí, todo va desarrollándose a las mil maravillas, dando lugar a una historia muy verosímil.
La ambientación también es espectacular, la historia se desarrolla en el País Vasco y alrededores. Mientras leía, tenía la sensación de estar caminando entre las calles de Elizondo, y que una autora consiga eso tiene que conocer al dedillo los lugares. Me metí en internet y... ¡La autora había nacido en San Sebastián!
En definitiva, como os decía al principio, empecé el libro con altas expectativas y he de decir que las ha superado con creces. ¡De los mejores libros del año, estoy segura!
¡Un besito y hasta el próximo domingo!