700 páginas Leído en 1 semana |
Así que bueno, me compré «La voz de Amunet» hace unos cuantos meses, el mismo día que me cogí «A dos metros de ti» (que por cierto, resultó ser una lectura nefasta), y lo he tenido en la estantería hasta este mes. Y vosotros estaréis pensando: «Basta ya de cháchara, Mo, aquí hemos venido para hablar del libro, no para que nos cuentes tu vida». Pues allá voy, señores.
Lo primero que quiero destacar es la edición. O sea, qué auténtica maravilla de portada, de inicios de capítulos (cuya decoración va acorde al lugar donde se desarrolla el capítulo), de guardas... En resumen, una maquetación preciosa que da gusto olisquear y hojear. Sí, soy de esas que huelen los libros.
Cuando empezó este año, el 2020, me propuse (entre otras cosas) ser más consciente de mis lecturas. Con eso me refiero a que muchas veces, en la tensión de la historia que estoy leyendo, me salto líneas o párrafos enteros. O también, si estoy leyendo por la noche y tengo un poquito de sueño, muchas veces seguía leyendo aunque me enterara del 50%. Ese tipo de cosas que uno hace y al final, hace que no te enteres del libro al 100%. Bueno, pues por eso decidí que lo iba a leer tranquilamente, y a la mínima que estuviera cansada o me saltara algún párrafo, parar y retomar la lectura en otro momento.
Y lo he notado, muchísimo. He entendido mucho mejor la historia, me he dado cuenta de detalles que me hubieran pasado desapercibidos... Además, la propia narración me incitaba a leer tranquilamente, saborear de la ambientación que nos iba dibujando Victoria con sus palabras y meterme de lleno en los diálogos de los personajes.
Victoria es famosa por cómo desarrolla la ambientación, y es que no es sólo el hecho de cómo explica el ambiente en el que se desarrolla la historia, sino el vocabulario empleado. Utiliza los nombres concretos de las piezas de vestir que utilizaban en Egipcio, menciona los materiales de los que están hechos los materiales de antaño como el papiro, lapislázuli, y un montón de cosas más. Esa combinación de que la pluma de la autora es pasional y cómo se maneja con el vocabulario, desembocan en un libro que se lee muy rápido.
Ahora bien, os tengo que decir que la historia en sí, es una historia de sentimientos. Hay momentos de tensión y hay algunos giros argumentales, pero en general, pienso que es una historia cómo se siente Amunet a lo largo de miles de años. No es trepidante como otras historias que hay un giro argumental por cada página, pero os garantizo que se disfruta desde el principio hasta el final.
Si me preguntan cómo describiría este libro, en qué género lo catalogaría, la verdad es que no sabría que decir. Pienso que es una novela de corte histórico con elementos fantásticos, pero son tan sutiles que incluso le puede gustar a una persona que normalmente no disfruta con el género fantástico (yoooooo).
Los datos que contiene este libro son infinitos, entre la indumentaria de Egipto del año 1.340 a.C. y la Francia del año 1799, los sucesos históricos que tuvieron lugar, las personas que gobernaban entonces y sus aspiraciones en la vida... Victoria ha tomado la realidad, la historia real, y le ha añadido elementos y la ha moldeado hasta conseguir una novela juvenil. En mi opinión, se podría sugerir este libro durante el instituto para que los jovencitos aprendan historia. Todo eso muestra también la espectacular documentación que ha tenido la autora antes de ponerse manos a la obra.
Chapó, de verdad.
Y bueno, deciros que la novela me ha encantado para tener una lectura tranquila pero inmersiva y disfrutarla un montón. Os la recomiendo, y desde aquí os digo que será una de las mejores lecturas del 2020.
¡Un besito y hasta el próximo domingo!
Mo-