Que cuando vas por la calle muriéndote de ganas de cagar, te cagas en todo, aunque ésa no sea tu intención. Y no tienes tiempo para girarte a pedir perdón, pues tienes que llegar a tu meta antes de que lleguen otros y se lleven la banda de victoria. Y también reflexionas. Suena raro, pero reflexionas más.
Que la vida es un puñado de arena que se escurre de tus dedos, se va escapando y volviendo a la playa. O te bañas o te secas y te mueres. Qué pena que la arena no implique el mar.
Y en mis delirios me despido, mi mamá me llama para cenar y me interrumpe.
¿Este es el fin de mis reflexiones...
...o el comienzo de otras nuevas?
Habrá quien diga que estoy loca.
Y yo digo que estoy completamente loca, loca por vivir.
Y la vida no es suficiente para mí. No quiero estar viva. Quiero vivir mi vida.
Sin límites.
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